Durante el año 2021 registramos un promedio de 1 femicidio cada 34 horas, cifra que comparada con los últimos 6 años desde la creación de este observatorio, no ha sufrido cambios significativos. Esto nos demuestra que la violencia machista que tanto nos afecta a la vida de las mujeres sigue siendo un problema que pareciera no tener respuestas. Los femicidios siguen siendo una urgencia, y el Estado nos debe proteger implementando medidas más eficientes que las que se tomaron durante este año en el que 1 de cada 4 víctimas de femicidios había realizado al menos una denuncia o tenían medidas de protección. Por omisión, inacción, negligencia o falta de perspectiva de género, los actores judiciales no asistieron y contuvieron de forma efectiva a las víctimas. Es urgente que nuestro Poder Judicial históricamente patriarcal revea y transforme sus prácticas dentro y fuera de los juzgados y fiscalías para no ser cómplices de los femicidios y no dar un mensaje de desprotección y desconfianza para quienes estén viviendo situaciones de violencia. De esta manera es que seguimos exigiendo una reforma judicial transfeminista, con mujeres y LGBTI+ feministas en los puestos de decisión y una real incorporación de la perspectiva de género. Necesitamos una justicia renovada y capacitada, por eso demandamos fuertemente la implementación de la Ley Micaela en todos los ámbitos estatales incluida el de la justicia.
Por otra parte, y en relación también con las responsabilidades de parte de las instituciones, notamos con preocupación el accionar de las fuerzas de seguridad, quienes debieron proteger a las mujeres, pero finalmente ejercen aún más violencia contra las víctimas: Según nuestros registros en lo que va del año 1 de cada 10 femicidios es cometido por personal de las fuerzas de seguridad. Estos hechos no se tratan de casos aislados, sino otro de los tantos en los que la violencia machista se ejerce en el marco de un poder institucional. La jerarquía y el arma que porta un policía son utilizadas para vulnerar y abusar de las mujeres que muchas veces han depositado en esta institución la esperanza de finalmente sentirse protegidas, pero se encuentran con una realidad mucho más cruel. No podemos permitir que la violencia machista e institucional quede impune. Es urgente que se ponga en marcha una transformación de las fuerzas de seguridad y armadas de nuestro país, dejando atrás sus formas autoritarias y patriarcales y realmente adopten transversalmente una perspectiva de género y de derechos humanos que garantice nuestra protección y libertad.
Siguiendo con el balance anual 2021 observamos que hay otro indicador que se mantiene a lo largo de los años y está relacionado con el agresor: el 67% de los femicidios fueron cometidos por la pareja o expareja de la víctima. Estas cifras nos muestran que el lugar más inseguro para las mujeres no es la calle, como el imaginario popular lo supone, sino que es nuestro propio hogar. Y, además, los femicidas pertenecen al círculo íntimo de las víctimas, es decir que quienes matan a las mujeres tuvieron con ellas algún tipo de relación afectiva, incluso hasta el último de sus días. Por esto es fundamental y urgente que el Estado intervenga, que esté cerca de las mujeres y que implemente políticas públicas teniendo en cuenta estas características, tales como iniciativas que promuevan la protección de las mujeres y LGBTI+ y que posibiliten el acceso a la vivienda, a la educación y a un empleo formal que garantice su autonomía económica.
Además, el 60% de los femicidios ocurren en la vivienda de las víctimas, hogar que en muchos casos comparten con los agresores, por lo que en un primer momento a principios de la pandemia y con la implementación del ASPO, suponíamos que los casos podrían aumentar pensando en todas aquellas mujeres que han quedado confinadas en el hogar junto con su agresor. Pero los datos nos dicen que no fue así, ya que los indicadores de femicidios en la vía pública y en el caso de las exparejas no convivientes han disminuido. Esto lo relacionamos con que algunos escenarios y canales de acción de los agresores ha sido limitados y controlados por las fuerzas de seguridad, lo que nos confirma algo que mencionamos anteriormente: si las instituciones policiales y fuerzas de seguridad se proponen implementar de manera concreta y contundente medidas de protección, podrían salvarse más vidas de mujeres en situación de violencia. Lo que sí ha aumentado durante la pandemia son los llamados al 144, y en este punto creemos que las campañas que distintas organizaciones hemos llevado adelante durante el ASPO para hacer conocer los derechos a las mujeres que sufren violencia de género pudieron aportar información para conseguir que se acerquen a pedir ayuda o buscar asesoramiento para realizar denuncias. Entendemos que esta situación es muy difícil y muy compleja. Por eso es fundamental sostener este tipo de campañas y promover que las mujeres construyamos redes de apoyo para no tener que enfrentar semejantes procesos en soledad.
Durante el año 2021 al menos 181 niñes perdieron a sus madres víctimas de femicidios, y en muchos de estos casos en manos de sus propios padres, inlcuso pudiendo haber sido testigos de las agresiones . Esta cifra demuestra la contundencia con la que esta problemática afecta a las infancias, quienes están expuestas a situaciones de violencia permanentes en su hogar, ya que sabemos que los femicidios son la expresión máxima de la violencia machista, la “punta del iceberg” de una gran cantidad de violencias a las que las mujeres nos enfrentamos a diario, situaciones en las que los niños, niñas y adolescentes se encuentran involucrades y de las que también son víctimas.
No quisiéramos dejar fuera de este balance anual que nuevamente hemos intentado realizar un registro de transfemicidios basado en los medios gráficos y digitales como fuentes de información, pero aún nos seguimos encontrando con una subrepresentación en las cifras, lo que indica que la agenda de los medios no valora como noticia los crímenes contra el colectivo travesti trans. Necesitamos que el Estado, así como la sociedad y los medios de comunicación realmente consideren que las vidas travestis y trans también importan, que se las incluya en las políticas públicas, en los empleos, en la cultura, en la educación, en los relatos y los imaginarios.
📢 Exigimos no bajar los brazos con la búsqueda de Tehuel. Queremos poder encontrarlo con vida a más de 9 meses de su desaparición.
📢 Exigimos la aparición con vida de Guadalupe Lucero, a más de 6 meses de su desaparición.
📢 Exigimos poder vivir una vida libre de violencias, la eliminación de todo tipo de desigualdades y que nuestra vida ya no corra peligro por el sólo hecho de ser mujeres.
VIVAS, LIBRES, SIN MIEDO Y CON AUTONOMÍA ECONÓMICA NOS QUEREMOS ✊💜