Violadores SÍ, Manada NO

Campaña
Lanzamiento:02/01/2020

Desde el mes de diciembre de 2019 hasta la fecha se dieron a conocer cuatro casos de violaciones múltiples, violaciones en las que participaron varios violadores. Hombres, varones, seres humanos, hijos sanos del patriarcado. Ningunos locos, monstruos ni animales. Grupos de violadores. Sin embargo, estos terribles hechos son publicados y difundidos como “violaciones en manada” y así quedan instalados en el inconsciente colectivo. De esta manera, se va generando un sentido común en la sociedad, y sobre todo un sensacionalismo que nos aleja de la realidad, de los hechos. Desde el feminismo bien sabemos que “lo que no se nombra no existe” por eso nos preguntamos ¿Y si hablamos de los violadores? Comenzamos a producir un registro de estos terribles delitos que nos afectan a mujeres, gays, lesbianas, travestis, trans y otras identidades, y nos sorprendimos ingratamente al notar que la palabra “manada” aparece en promedio 30 veces más que la palabra “violadores” en las noticias periodísticas que los dan a conocer. Si buscamos en internet “violación múltiple” los resultados no nos arrojan ninguno de estos casos sucedidos lamentablemente en nuestro país, mientras que nos encontramos con distintas crónicas de hechos semejantes sucedidos en España. Recordemos que en el año 2016 ocurrió la violación grupal de una joven en las fiestas de San Fermín, por parte de un grupo de amigos que se autodenominaban “La Manada” y el caso tomó repercusiones en los medios como “El caso de La Manada”, expresión que se fue replicando en otros casos de circunstancias similares. Pero en los últimos tiempos aparentemente nuestros hermanos ibéricos han reflexionado sobre esta expresión. Invitamos a todes nuestres colegas a sumarse a la reflexión sobre este tipo de menciones, ya que el término despersonaliza a cada uno de los violadores participantes del hecho. Las razones por las que consideramos que no debería utilizarse más el término “manada” son las siguientes:

  1. El término se refiere a una unidad colectiva, mientras creemos que los medios de comunicación y la sociedad deberían ser conscientes de la participación y responsabilidad individual de cada actor en el hecho.
  2. Una “manada” representa un grupo de animales de la misma especie que están juntos o se desplazan juntos, por lo general, salvajes. Construye una imagen de predadores que no actúan como seres humanos, y que no son capaces de reflexionar sobre sus propios actos. Esto quita responsabilidad a los participantes de los actos de violencia sexual en grupo, y también quita responsabilidad a la estructura patriarcal que legitima todo tipo de violencias contra las mujeres perpetradas por varones sanos.
  3. En la lógica machista el término “manada” exacerba el ejercicio del poder del macho contra las hembras. No queremos que ser parte de este tipo de manadas se convierta en un mérito.
  4. Es importante señalar desde los medios que este ejercicio del poder sobre el cuerpo de las mujeres y de LGBTTIQ+ tiene un objetivo disciplinador y correctivo. La violencia sexual es el acto extremo del sometimiento de las mujeres y LGBTTIQ+ a las reglas patriarcales de la sociedad. Son los varones quienes realizan estas prácticas para enseñar la desigualdad de poder entre hombres y mujeres y LGBBTIQ+ y para que estos colectivos no se “desvíen” de la (hetero)norma.
  5. Referirse a ataques en “manada” esconde también el “pacto de machos” que ocurre en estos casos, donde prima el silencio y la complicidad (por acción u omisión). Es necesario pensar nuevas masculinidades que rompan estos acuerdos violentos.

Nos negamos a permitir que se reduzcan en una expresión sensacionalista hechos concretos y terribles que sufrimos las mujeres y LGBTTIQ+. Las cosas por su nombre, porque lo que no se nombra no existe. Hablemos de lo que nos está pasando y tomémonos el tiempo para hacerlo: son violadores que abusan de su poder multiplicándolo de manera grupal.